¿Te gustaría conocer por qué un duelo normal se puede convertir en un duelo complicado? ¿Qué no se debe hacer cuando se ayuda a una persona que ha sufrido una pérdida? ¿Cuáles son los síntomas y las etapas de un duelo normal?. Aquí y ahora te doy una respuesta a estos interrogantes.

Perder a un ser querido es una experiencia devastadora, que conlleva un gran esfuerzo de adaptación a nuevos retos desconocidos y en muchos casos supone un deterioro personal, familiar, laboral y social.

Por ello, resulta imprescindible conocer todas aquellas variables que interfieren en un duelo normal y en un duelo complicado para poder actuar en consecuencia.

¿A qué se llama duelo normal?

Es un proceso natural que cada persona lo experimenta de una determinada manera, no requiere de un tiempo exacto y afecta a nivel físico, emocional, cognitivo, relacional, social, comportamental y espiritual/religioso.

¿Cuáles son los síntomas de un duelo normal?

 Es importante tener en cuenta que no todas las personas padecen en su conjunto estos síntomas, ya que un duelo normal contempla un gran abanico de síntomas (Worden, J 2013):

Síntomas Emocionales

  • Ira, rabia y frustración.
  • Deseos de venganza.
  • Ansiedad.
  • Soledad (es importante distinguir entre soledad emocional y soledad social).
  • Alivio (aparece cuando la muerte se ha producido tras una enfermedad larga y dolorosa o la relación con el fallecido/a ha sido difícil o conflictiva).
  • Embotamiento (incapacidad de no sentir nada).
  • Desesperación.
  • Añoranza.

Síntomas Físicos

  • Fatiga (se expresa en forma de indiferencia y apatía).
  • Vacío en el estómago.
  • Opresión en el pecho.
  • Hipersensibilidad al ruido.
  • Sensación de despersonalización (nada parece real).
  • Falta de aire o de aliento.
  • Debilidad muscular.
  • Falta de energía.
  • Sequedad de boca.
  • Problemas gastrointestinales.
  • Nauseas.
  • Palpitaciones.
  • Hiperactividad y agitación.
  • Dolores en las articulaciones.
  • Cefaleas.
  • Dolor mandibular.
  • Dificultad para respirar.

Síntomas Cognitivos

  • Incredulidad (no te crees que sea cierto).
  • Confusión (no pueden concentrarse y se olvidan de las cosas).
  • Pensamientos obsesivos por el fallecido/a.
  • Pensamientos intrusivos o imágenes del fallecido/a muriendo o sufriendo.
  • Rumiación sobre lo mal que se sienten y sobre las circunstancias que ha dado origen a esos sentimientos.
  • Sensación de presencia del fallecido/a.
  • Alucinaciones auditivas y visuales (experiencias ilusorias).
  • Evitar recordar al fallecido/a.

Síntomas Comportamentales

  • Trastornos del sueño (dificultades para quedarse dormido/a o despertarse a media noche).
  • Trastornos alimentarios (comer poco).
  • Incapacidad de estar sola/o.
  • Trabajar mucho/mantenerse ocupado.
  • Sentir la presencia del fallecido.
  • Aislamiento social.
  • Soñar con el fallecido.
  • Buscar y llamar en voz alta.
  • Suspirar.
  • Llorar.
  • Visitar lugares, llevar objetos que recuerden al fallecido o hacerse tatuajes.
  • Conductas insaludables (fumar, beber alcohol, consumo de drogas…)

¿Cuál son las fases de un duelo normal?

Aunque el duelo normal se ha descrito en términos de etapas, fases o tareas a realizar, la mayoría de los autores consideran que no se trata de un proceso secuencial donde todas las personas pasan por las mismas fases o etapas en el mismo orden. Todo dependerá del conjunto de variables personales, sociales y circunstanciales que intervengan en cada caso. Artículo escrito por quepiensaunpsicologo.com

Fases

Modelo de Alba Payás en combinación con otras propuestas.

Fase 1: Shock

Es la primera reacción ante la noticia del fallecimiento de un ser querido.

El shock será más intenso y duradero en las muertes inesperadas o repentinas que en las muertes esperadas o anunciadas como por ejemplo una enfermedad aguda o grave.

La relación con el fallecido y las características de la muerte condicionarán la reacción y el impacto en la persona.

Se caracteriza por:

  • Incredulidad.
  • Confusión.
  • Negación de lo sucedido.
  • Alivio ante la muerte.
  • Euforia como si nada hubiera ocurrido.
  • Llorar intensamente.
  • Agresividad.
  • Frustración.
  • Desesperanza e indefensión.
  • Disociación o despersonalización.

Es importante tener en cuenta que en esta fase las personas pueden pasar de un estado a otro en pocos minutos.

Fase 2 : Dolor Intenso, Evitación y/o Rechazo.

Pasado un cierto tiempo, la persona en duelo empieza gradualmente a entrar en contacto con la realidad, lo que le lleva a experimentar una mayor intensidad el dolor por la ausencia del ser querido.

Es por ello por lo que la persona evitará todo aquello que le resulte incómodo, incluso rechazará o bloqueará cualquier tipo de sentimiento o pensamiento que le genere dolor y sufrimiento.

Estrategia de afrontamiento que actúa como factor de protección pero solo al principio.

Se caracteriza por:

  • Disminuye el apetito.
  • Se pierde peso.
  • Dificultades de concentración.
  • Olvidos.
  • Pensamientos obsesivos del fallecido/a.
  • Alucinaciones auditivas/visuales.
  • Problemas para dormir.
  • Sensación de presencia del fallecido/a.
  • Ansiedad intensa.
  • Se cuestionan creencias generalmente de carácter religioso y en otros se reafirman y les sirven de refugio y consuelo.
  • Dificultad para hablar de la persona fallecida, cómo era y las cosas que se echan de menos.
  • Evitación y negación de los propios sentimientos.
  • Se llevan a cabo multitud de actividades para bloquear ciertos sentimientos.
  • Rabia.
  • Frustración.
  • Desorganización.
  • Desesperación.
  • Resentimiento
  • Consumo de alcohol o drogas para evitar o negar la realidad.

Cuanto más traumática sea la muerte, mayor será el dolor y sufrimiento.

Poseer esquemas previos que incorporen un sentido a la muerte regulara el nivel del impacto y facilitará la integración de la pérdida.

Fase Nº 3: Conexión, Integración y Ajuste

De forma gradual, la persona irá tolerando el sufrimiento asociado a la ausencia del ser querido.

Las respuestas de evitación y rechazo, serán sustituidas por la aceptación de la nueva realidad.

Se caracteriza por:

  • La persona se siente cada vez más con la necesidad de expresar abiertamente sus sentimientos de abatimiento, tristeza y sufrimiento físico.
  • Se permite conectar con sus recuerdos.
  • Habla de lo sucedido, de cómo era la persona fallecida, su relación y lo que le echa de menos.
  • Se empieza a recuperar el apetito.
  • Búsqueda de nuevos intereses y motivaciones.
  • Ya no se preocupa por el pasado, sino por cómo vivir en el presente.

La persona está más centrada en sí misma, más conectada con su estado interno.

Fase Nº4: Crecimiento y adaptación a la nueva vida

Se podría poner un punto y final a un proceso de duelo, cuando una persona aprende a vivir sin el fallecido/a, sin olvidarse de él/ella y se adapta a su nueva vida, experimentado nuevas sensaciones y consiguiendo nuevos retos.

¿Por qué un duelo normal se puede convertir en un duelo complicado?

Como cada persona sufre y afronta de distinta forma el proceso de duelo (en algunos casos el duelo comienza nada más recibir la noticia del fallecimiento mientras en otros la experiencia se retrasa, en otros el duelo dura un breve periodo de tiempo, mientras que en otros no parece tener fin) es necesario conocer qué variables pueden mediar para que éste sea un duelo normal y no un duelo complicado.

¿Qué aumenta el riesgo de padecer un duelo complicado?     

(Worden, J, 2013)

  • Temporalidad (habrá que estar atentos/as tanto si una persona no presenta ningún síntoma desde el minuto uno, como si estos se alargan en el tiempo).
  • Funcionalidad o productividad de las estrategias de afrontamiento y/o comportamientos que lleva a cabo la persona ( siempre habrá que tener en cuenta si es funcional para la persona o no).
  • Intensidad desmesurada de los síntomas.
  • La edad del doliente supone un factor de riesgo tanto si es muy joven el doliente o ya se encuentra en la vejez. Artículo escrito por quepiensaunpsicologo.com
  • Las circunstancias que rodean a la pérdida y cómo ha fallecido la persona (Ejemplo, la muerte de un niña/o en un accidente de tráfico se afrontará de forma distinta que la muerte natural de una persona anciana).
  • En aquellos casos de muertes repentinas (asesinatos, accidentes de tráfico), pérdidas inciertas (suicidio), pérdidas múltiples de varios miembros de la misma familia habrá mayor probabilidad de padecer un duelo complicado.
  • Las personas que han sufrido en el pasado algún tipo de duelo patológico presentarán una mayor probabilidad de sufrir un duelo patológico en el presente.
  • Las personas con un historial de depresión mayor también corren un mayor riesgo de sufrir una reacción complicada ante la pérdida.
  • El tipo de relación que se mantenía con el fallecido (cuanto más dependiente o conflictiva fuera la relación más probabilidades tiene una persona de padecer un duelo complicado).
  • Las personas incapaces de tolerar el malestar emocional extremo evitarán, suprimirán, negarán el dolor y el sufrimiento, prolongando así el curso del duelo.
  • Guardar todas las cosas de la persona fallecida (momificación) ( ejemplo padres que han perdido a su hijo/a y conservan la habitación tal cual estaba hasta que murió su hijo/a).
  • Negar el significado de la pérdida.
  • Desprenderse enseguida de la ropa y otros objetos que le recuerdan al fallecido/a.
  • Olvido selectivo (olvidar todo lo relacionado con el/la fallecido/a).
  • Espiritismo (esperanza crónica de reunirse con la persona fallecida).
  • Emplear métodos para dejar de pensar y no sentir nada.
  • Respuesta eufórica, actuar como si no hubiera pasado nada.
  • Viajar de un lado a otro, para buscar un alivio emocional.
  • Idealizar al muerto.
  • Consumir alcohol u otras drogas.
  • Cuando se trata de una pérdida de la que no se habla o se expresa cualquier tipo de sentimiento por parte de la familia o de forma individual, impide el desarrollo normal de duelo.
  • Cuando la pérdida se niega socialmente (la persona y quienes están a su alrededor actúan como si la pérdida no hubiera ocurrido como por ejemplo en el aborto).
  • La ausencia de una red social de apoyo hará más difícil el manejo del duelo.
  • Las presiones por parte de la red apoyo de una rápida recuperación también harán más difícil el manejo del duelo.
  • Las personas con modelos de apegos inseguros van a ser más proclives a emplear estrategias de afrontamiento más desadaptativas con lo que el duelo puede complicarse.
  • Las personas con una imagen de fortaleza (que suele estar reforzada socialmente) no se permitirán sentir las emociones y los sentimientos necesarios para una resolución adecuada del duelo.

¿Qué no se debe hacer cuando se ayuda a una persona que ha sufrido una pérdida?

(Neimeyer)

  • Obligar a la persona que ha sufrido la pérdida a asumir un papel.

Debemos dejar que la persona tenga sentimientos perturbadores sin tener la sensación de que nos está defraudando.

  • Decirle a la persona que ha sufrido la pérdida qué “tiene” que hacer.

Esto refuerza la sensación de incapacidad de la persona y nuestro consejo puede ser “contraproducente”.

  • Decir “llámame si necesitas algo”.

Este tipo de ofrecimientos suele declinarse y la persona que ha sufrido la pérdida capta la idea de que nuestro deseo implícito es que no se ponga en contacto con nosotros/as.

  • Sugerir que el tiempo cura todas las heridas.

Las heridas de la pérdida no se curan nunca por completo.

  • Hacer que sean otros quienes presten la ayuda.

Nuestra presencia y preocupación personal es lo que marca la diferencia.

  • Decir: «sé cómo te sientes”.

Cada persona experimenta su dolor de una manera única, por ello se debe de evitar dar por supuesto que los conocemos.

  • Intentar que la persona se dé prisa en superar su dolor animándola a ocupar su tiempo, a regalar las posesiones del difunto, etc. El trabajo del duelo requiere tiempo y paciencia y no puede hacerse en un plazo de tiempo fijo.

Conclusiones

La distinción ente un duelo normal y un duelo complicado no siempre es sencilla.

La sintomatología que refiere a un duelo complicado responde a un criterio de temporalidad y pérdida de funcionalidad, la cual deberá ir acompañada de un deterioro global (individual, social, familiar, laboral,ect) así como de una cronificación de los síntomas, independientemente de su grado de intensidad.

Lecturas obligatorias

Payás, A. (2011). Las tareas del duelo. Psicoterapia de duelo desde un modelo integrativo-relacional.

Worden,J. (2013). El tratamiento del duelo. Asesoramiento psicológico y terapia.

Barreto,P y Soler, C (2008). Muerte y duelo.

El duelo Normal y Duelo patológico. Echeburúa, E y Corral, P 

El duelo complicado  Chacón J.I, Blanca, M y  González, J 

Sánchez, J.M  (2015). Eficacia de un protocolo de intervención psicológica en procesos de duelo patológico. TESIS

Yi, P, (2015). Duelo. Factores de Riesgo de duelo complicado en cuidados paliativos

Aquí pongo punto y final a esta guía clínica sobre la diferencia entre duelo normal y duelo complicado. Espero que te haya servido de ayuda.

Si me he dejado algo o tienes alguna duda… no dudes en escribirme.

Gracias por haber llegado hasta el final y te animo a seguir leyendo otros artículos relacionado con la psicología clínica o si no, otras secciones de este blog de psicología.

¡Nos vemos pronto!

B.C.R

Psicológo Sanitario

Desde que cursé el Máster Oficial de Psicología Clínica y de la Salud, he ido compaginando la intervención psicológica con el diseño y desarrollo de proyectos sociales. Mientras tanto he ido complementando mi formación con distintos cursos del Colegio Oficial de psicólogos y otras instituciones.

Decidí crear el «Blog Qué Piensa un Psicólogo » para ayudar, dar a conocer de una forma creativa y diferente los entresijos de la ciencia que estudia el comportamiento humano (psicología), y como medio de aprendizaje continuo personal y profesional.