¿Te gustaría conocer en qué consiste la terapia psicológica del duelo patológico?. Aquí y ahora, te cuento paso a paso qué tipos de duelo hay, la relación del duelo con la depresión, cómo llevar a cabo la evaluación y la intervención, el uso de la medicación, y aquellas cosas que debes y no debes hacer en un caso de duelo patológico.
El duelo es considerado por la gran mayoría de los autores, como un proceso normal por el que las personas, familias y parejas se ven inmersos tras el fallecimiento de un ser querido. Sin embargo, aunque entre dentro de la normalidad, eso no significa que sea doloroso e incapacitante, al menos temporalmente.
A pesar de ser un proceso, cada persona lo afronta de forma muy distinta, ya que las variables que influyen en él, son múltiples. Artículo escrito por quepiensaunpsicologo.com
Es importante que muestres cautela en la interpretación de la sintomatología, ya que en muchos casos puede ser patológica y en otros no, dependiendo de las circunstancias de la pérdida.
El proceso de duelo puede no seguir un curso normal, complicándose, llevando a la persona a experimentar reacciones físicas, cognitivas, emocionales, y comportamentales de gran intensidad prolongadas en el tiempo (temporalidad), interfiriendo de forma significativa a nivel familiar, de pareja, individual, relacional, laboral y social.
Por otra parte, la terapia psicológica del duelo patológico tiene como objetivo no olvidar a la persona fallecida, sino que la persona se adapte a la pérdida ya que ésta siempre va a estar presente, respetando el ritmo personal de cada doliente.
A su vez, cuando lleves a cabo la evaluación psicológica es importante que identifiques de forma exhaustiva todas aquellas variables que están causando la pérdida de funcionalidad, la temporalidad e intensidad de los síntomas y/o signos, y el deterioro global de la vida de la persona.
Tipos de duelo
Tomando de referencia la clasificación de Worden, J (2017), te puede servir de ayuda para tomar cualquier tipo de decisión en la evaluación e intervención, dado que si te encuentras en uno u en otro podrás actuar en consecuencia.
No se te puede olvidar que no hay ningún proceso de duelo igual, cada persona lo afronta de forma muy distinta, por ello siempre debes de tener en cuenta todas las variables que pueden estar influyendo en cada caso.
Duelo crónico
Se caracteriza por:
- Las reacciones o síntomas tanto cognitivos, fisiológicos como comportamentales, son muy intensos y se han prolongado en el tiempo, generando un deterioro significativo a nivel individual, familiar, social, relacional, laboral en la vida de la persona.
- La persona se encuentra en una situación de confusión y desajuste emocional.
- No hay una asimilación de la pérdida y, por lo tanto, no se ha adaptado a la nueva realidad.
Duelo retrasado
Se caracteriza por:
- La persona, tras la pérdida del ser querido, bloquea o retrasa el duelo, dadas las circunstancias, ya sea porque asume un rol donde no se puede permitir sufrir para ayudar a otros familiares, porque la intensidad del dolor o el sufrimiento es muy desbordante o porque ha tenido una reacción en el momento de la pérdida, pero no fue suficiente.
- Pasado un tiempo determinado, la persona experimentará los síntomas correspondientes a la pérdida.
- La respuesta experimenta es exagerada respecto a la situación que ha generado dicha sintomatología.
Duelo exagerado
Se caracteriza por:
- La persona experimenta y reacciona de formar desproporcionada y desbordante, recurriendo a actuaciones y comportamientos desadaptativos.
- Consumo y abuso de alcohol u otras sustancias.
- También podrá verse inmersa en actividades adictivas, como el juego patológico o las apuestas on-line.
- Desarrollo de otros problemas psicológicos, como por ejemplo, episodio depresivo mayor, ataques de pánico, fobias y signos y síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEP).
- La manía, después de una pérdida, se puede producir en personas con una historia de trastornos afectivos.
Duelo enmascarado
Se caracteriza por:
- La persona experimenta síntomas cognitivos, fisiológicos y comportamentales que le causa un malestar significativo pero no se da cuenta ni reconoce que están relacionados con la pérdida o duelo patológico.
- El malestar significativo que presenta la persona piensa que está relacionado con otro problema, pero el verdadero problema, es un duelo no resuelto.
Duelo y Depresión
Es importante que estés alerta, porque la sintomatología que pueda estar padeciendo la persona en un proceso de duelo, por un lado, puede ser muy similar a los síntomas de la depresión, y por otro, que los síntomas de la depresión formen parte del proceso como forma patológica del duelo.
El duelo es un proceso de adaptación a una pérdida y la depresión es una entidad psicopatológica multifactorial que afecta sobre todo a la esfera afectiva (trastorno del estado de ánimo).
En la evaluación tendrás que tener en consideración si la persona puede estar sufriendo una depresión mayor, debido a que, muchas depresiones las producen las pérdidas, ya sea inmediatamente o después de las mismas. (Worden, J. 2017).
Poner un enlace de los articulo de los síntomas de la depresión y los síntomas del duelo patológico.
Motivo de consulta
Como te indicado más arriba en muchos casos, la sintomatología que presenta la persona puede que no se corresponda con el motivo de consulta y el problema verdadero se encuentre enmascarado como suele suceder en los duelos no resueltos o patológicos.
Por lo tanto, tendrás que estar atenta/o en la evaluación para, posteriormente, actuar en consecuencia en función de la sintomatología que presente la persona.
Evaluación psicológica del duelo patológico
En líneas generales, con la evaluación del duelo patológico, se pretende que recopiles toda aquella información necesaria para lograr una adecuada adaptación de la persona, familia y pareja a la pérdida.
Es necesario que valores, si el duelo sigue un curso normal con toda la variedad de manifestaciones posibles y si éstas son adecuadas en duración e intensidad.
También tendrás que evaluar, si la persona padece algún problema físico o médico y en qué momento del proceso de duelo se encuentra.
Para ofrecer un marco de intervención eficaz, tendrás que evaluar las siguientes áreas:
Áreas de evaluación psicológica
- Área contextual o situacional: hace referencia a las variables que afectan directamente a las circunstancias del fallecimiento y al curso del duelo.
- Área individual: hace referencia a aquellas variables relacionadas con el doliente (ejemplo: posibles problemas psicológicos previos a la pérdida…)
- Área relacional y/o social: hace referencia a aquellas variables relacionadas con los entornos más próximos del doliente, antes y después del fallecimiento.
- Área familiar: hace referencia a todas aquellas variables relacionadas con el funcionamiento familiar, antes y después de la pérdida.
- Área interpersonal relacional con el fallecido: hacer referencia al tipo de relación que mantenía el/la doliente con el fallecido.
- Área de pareja: hace referencia a todas aquellas variables relacionadas con el funcionamiento de la pareja, antes y después de la pérdida
- Situación actual: hace referencia a las variables relacionadas con la sintomatología actual de la persona y objetivos/necesidades (motivos de consulta) del doliente.
Objetivos de la intervención Psicológica del duelo patológico
A modo orientativo, y siempre respetando la sintomatología y circunstancias de la persona que demanda la ayuda psicológica, te presento lo siguientes objetivos:
- Informar del modelo explicativo y del proceso de duelo (psicoeducación).
- Afrontar la distinta sintomatología en aquellos casos que se encuentren en los momentos iniciales.
- Abordar cómo ha sido la pérdida.
- Revivir los recuerdo del fallecido.
- Integrar la pérdida a la nueva realidad.
- Activar estrategias de regulación emocional.
- Ayudar a encontrar un significado a la pérdida.
- Aumentar la cohesión familiar.
- Abrir canales de comunicación entre los miembros de la familia.
- Solucionar aquellos conflictos presentes en los miembros de la familia.
- Buscar que el/la paciente aprenda a estar solo/a.
- Aumentar las actividades sociales.
- Fortalecer su red de apoyo.
- Reducir los distintos comportamientos de riesgo presentes.
- Tratar aquellos problemas psicológicos previos.
- Proyectar una nueva vida sin el fallecido.
El uso de medicación en el duelo
Según varios autores en un caso de duelo, solo se debería emplear la medicación para aliviar la ansiedad o el insomnio y para aquellos casos de episodios depresivos mayores, debido a que los psicofármacos no darán una solución al proceso del duelo, aunque parezcan la vía más rápida para afrontar la pérdida, pudiendo provocar que dicho proceso se cronifique.
CONSEJOS Para ayudar a una persona que ha sufrido una pérdida
Según (Nimeyer y otros autores).
Cosas que no debes hacer:
- Obligar a la persona que ha sufrido la pérdida a asumir roles que no le corresponden.
- Decir a la persona que ha sufrido la pérdida lo que tiene y no debe hacer.
- Decir “llámame si necesitas algo”. Este tipo de ofrecimiento el doliente no lo suele llevar a cabo. Por ello, son los amigos/as, familiares son los que tienen que preocuparse por el doliente y por lo tanto llamarle o quedar con él/ella.
- “Sugerir que el tiempo cura todas las heridas”. Las heridas de la pérdida de un ser querido no se curan nunca por completo y el trabajo que se lleva a cabo en la terapia psicológica del duelo patológico es más activo.
- Decir frases como por ejemplo “sé cómo te sientes”. Cada proceso de duelo es distinto y por lo tanto, el malestar y dolor que cada persona experimenta es de forma diferente.
- Intentar que la persona se dé prisa en superar su dolor. Un duelo nunca se supera, se trata de que la persona se adapte a la pérdida.
- Obligar a la persona a que exprese sus sentimientos y/o emociones.
- No respetar su espacio e intimidad personal.
- Tratar a la persona como un extraño.
- Hacer cosas por el doliente sin preguntarle o sin su autorización, como por ejemplo, tirar o guardar los objetos del fallecido.
- Omitir ciertos comentarios o comportamientos por miedo a hacer daño al doliente.
Cosas que debes hacer:
- Abrir canales de comunicación con el doliente ya se por mensajes, teléfono o en persona. Si no sabes qué decir, pregunta: “¿cómo estás hoy?” o “he estado pensando en ti”, “¿Cómo te está yendo?”.
- Escuchar un 80% del tiempo y hablar un 20%.
- Ofrecer ayudas concretas respetando siempre la intimidad del doliente.
- Acompañar al doliente. Que perciba que tiene nuestro apoyo incondicional, no solo a ratos.
- Hablar de nuestras propias pérdidas, o de otros temas sin miedo a que pueda dañar al doliente.
- Tratar con la mayor normalidad posible a la persona.
- Tener detalles simbólicos.
- Establecer un contacto físico adecuado, poniendo el brazo sobre el hombro del otro o dándole un abrazo cuando fallan las palabras.
- Ser pacientes en su adaptación a la pérdida del doliente.
- Estar atentos por si la situación empeora y pueda llegar a necesitar ayuda psicológica.
- No complacer al doliente y decirle a todo que si.
- Normalizar la situación.
- Ayudar a buscar soluciones o alternativas en aquellas situaciones difíciles que puedan surgir en un futuro. Artículo escrito por quepiensaunpsicologo.com
Aquí pongo punto y final a esta guía clínica sobre la Terapia psicológica del duelo patológico.
Espero que te haya servido de ayuda.
Si me he dejado algo o tienes alguna duda… no dudes en escribirme.
Gracias por haber llegado hasta el final y te animo a seguir leyendo otros artículos relacionado con la práctica clínica del duelo patológico o si no otras secciones de este blog de psicología.
¡Nos vemos pronto!
B.C.R
Psicológo Sanitario
Desde que cursé el Máster Oficial de Psicología Clínica y de la Salud, he ido compaginando la intervención psicológica con el diseño y desarrollo de proyectos sociales. Mientras tanto he ido complementando mi formación con distintos cursos del Colegio Oficial de psicólogos y otras instituciones.
Decidí crear el «Blog Qué Piensa un Psicólogo » para ayudar, dar a conocer de una forma creativa y diferente los entresijos de la ciencia que estudia el comportamiento humano (psicología), y como medio de aprendizaje continuo personal y profesional.