Da igual en la situación que me encuentre y lo que esté haciendo, la duda siempre aparece.
¿Qué es lo mejor? ¿Me atrevo? ¿Me arriesgo? ¿Será el momento idóneo?
Miro a mí alrededor y sí, me dan envidia aquellas personas que saben lo que quieren. Que deciden arriesgarse y se atreven a luchar ante la adversidad por lo que han decido hacer.
Leo un libro tras otro para encontrar una solución a este rompe cabezas pero nada. En vez de ayudarme, me hacen dudar aún más.
Te dicen por activa y por pasiva; “Sé feliz”, “Nunca es tarde para conseguir lo que quieres”, “Lucha por tus metas”
Sinceramente me las creo, pero al segundo sé que son mentira y me planteo dos pregunta ¿cuál es mi realidad? ¿estaré haciendo bien?
Y otra vez a volver a empezar.
Y me digo a mí misma:
“Tienes que elegir, decidir, tomar una decisión, actúa y no pienses”. Pero… ¿qué es lo mejor?.
“La que no arriesga no gana”. Pero…¿y si me arriesgo y pierdo?.
“Sólo tienes una vida, no mires atrás”.
En ese momento, elegir se convierte en un reto ¿qué hago con mi vida?.
Busco priorizar, organizarme, no arrepentirme de mis decisiones.
Te repites una y otra vez, si ellos/as pueden por qué no yo.
Entonces te convences y decides pasar a la acción.
Sin embargo, con el paso del tiempo te das cuenta que la idea que te han infundado desde niña “Si te esfuerzas conseguirás lo que quieras o te propongas”, es mentira y vuelves a dudar, si tanta lucha valdrá la pena.
La misma frase te la repites una y otra vez… “Si hubiera tomado otra decisión que hubiera sido de mí”.
Te sientes incomprendida, desesperada… te planteas ¿cuándo me llegará mi momento? ¿Dependerá sólo de mí, de los demás o de mis circunstancias?.
Necesito saber lo que quiero o no quiero en mi vida.
¿Me estará pasando sólo a mí o también a los demás?