Miras el reloj y otra vez tarde.
Y te dices a ti misma:
“¿De verdad estoy haciendo lo que quiero?”
La ilusión, las ganas de luchar se desvanecen, solo te mantienes porque de algo tienes que vivir. Allí donde centras tu atención, ves o escuchas que siempre puedes cambiar tu vida.
Y te dices a ti misma:
“Parece muy fácil, pero cómo se hace eso”
Vas al trabajo, y siempre es lo mismo. Tratas de hacer aquello que estás haciendo lo mejor posible, pero nunca llega la oportunidad que estás esperando.
Y te dices a ti misma:
“¿Qué se espera de mí?”
Te adaptas a las circunstancias pero te preguntas, y yo qué.
Entras en el metro, fijas tu mirada en el móvil, sin poder parar de observar a quienes te rodean.
Y te dices a ti misma:
“¿cuál es la ruta o camino que tengo que elegir para parecerme a ellas?»
Sales del trabajo, volviendo a coger el autobús que no quieres coger, para no volver a hacer lo mismo otra vez.
Y te dices a ti misma:
“Puedo conformarme con lo que tengo o puedo aspirar a más”
Intentas vivir el presente, sin darte cuenta o ser consciente de aquello que has conseguido. Te ves obligada a decir que sí, cuando por dentro sabes que tienes que decir que no, si quieres conseguir lo que quieres.
Y te dices a ti misma:
“ Este tiempo me pertenece, mañana será tarde”
Tratas de hacer aquello que quieres, sin darte cuenta de que lo importante no es hacerlo, sino sentirlo.
Empiezas a sentir que tienes el control, pero poco a poco esa ilusión se desvanece sin saber porqué.
Y te dices a ti misma:
“Los pasos que estoy dando, son los que me van a llevar a conseguir aquello que quiero”