Espero que si alguna vez escuchas esta historia, no me odies por ello, ni tu ni yo fuimos los culpables, a lo mejor fue el tiempo, la relación, el que no me sintiera atraída por ti, quién sabe.

Todo se remonta unos meses atrás.

Nada más verle, comencé a sentir algo que tenía olvidado desde hace tiempo.

En su momento pensé que esto no me podía estar pasando.

Por un lado deseaba volverle a ver, pero por otro no quería.

Fueron pasando los días y me lo volví a encontrar, cruzando el paso de cebra en el sentido contrario en el cual yo me dirigía.

No sé si fue producto del destino, pero cada día que pasaba, más cerca lo tenía de mí.

Un día esperando el autobús, volvió a aparecer.

Esta vez entablamos una conversación, donde me comentó que me había visto varias veces, que se había venido a vivir a esta zona por temas de trabajo, una conversación que para cualquier persona hubiera pasado desapercibida…menos para mí.

En su momento no pude articular palabra, me quedé embobada, anonadada, observando sus ojos, sus labios, su cuerpo, sus gestos…

“Esto no me puede estar pasando a mí, qué puedo hacer”

Con mi pareja seguía todo igual, juntos lo pasábamos genial, pero poco a poco me fui alejando cada vez más de los momentos de intimidad.

Le quería pero algo había cambiado en mí.

Siguieron pasando los días y no me lo podía quitar de la cabeza.

Y me dije a mí misma:

“Si te lo vuelves a encontrar, de alguna manera le tienes que decir, que tienes pareja”

Sin embargo no fue así.

Volvió a aparecer en mi camino, no me acuerdo muy bien dónde, pero de lo que sí que me acuerdo, es de la despedida.

Me dió dos besos y fue en ese momento, cuándo supe que ya no había vuelta atrás, me sentí tan atraída hacia él que todavía aún lo recuerdo.

Desde ese momento, no pude poner freno a mis deseos y fantasías.

Fue abrir la puerta de su casa y sentir un escalofrío recorrer por todo mi cuerpo.

Con los ojos cerrados me llevó a su habitación.

Una vez allí, sus labios se acercaron a los míos, sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo y, lentamente, me fue quitando la ropa.

La excitación fue en aumento, sin poder controlarme, mis manos desabrocharon los botones de su pantalón.

Al mismo tiempo sus manos acariciaron mi espalda, sus labios se acercaron a mi cuello, su aliento invadió diferentes partes de mi cuerpo y mi calor se confundió con el suyo.

Los gritos, jadeos y palabras aparecieron entremezcladas.

Hasta que un placer intenso, nos unió, en un silencio que me hizo recordar aquello que tenía olvidado.

No sé si hice bien, pero la vida solo se vive una vez.

BORJA CUELLAR

BORJA CUELLAR

Psicológo Sanitario

Desde que cursé el Máster Oficial de Psicología Clínica y de la Salud, he ido compaginando la intervención psicológica con el diseño y desarrollo de proyectos sociales. Mientras tanto he ido complementando mi formación con distintos cursos del Colegio Oficial de psicólogos y otras instituciones.

Decidí crear el «Blog Qué Piensa un Psicólogo » para ayudar, dar a conocer de una forma creativa y diferente los entresijos de la ciencia que estudia el comportamiento humano (psicología), y como medio de aprendizaje continuo personal y profesional.