Cómo fui tan tonto de no darme cuenta.

 Lo que daría por volver atrás para poder enmendar mis errores.

 Cómo pude echar a perder, aquello que era perfecto.

 Me siento invisible, intento gritar y nadie me escucha.

 Me encuentro secuestrado, en la libertad que tanto anhelaba.

 Me cuesta respirar

 No es orgullo es vergüenza, ahora ya no os puedo pedir perdón.

 Ni pude ni puedo aceptar mi realidad.

 Viví del pasado, escondiéndome del presente. “Fui pero no soy”.

 Cómo no fui capaz de escucharos, cuando tuve la ocasión. Ahora no paro de oír vuestros consejos.

 Confiasteis en mí y os defraudé.

 Me pusisteis un cheque en blanco y lo rechacé.

 Me miro al espejo y no me reconozco ¿Quién soy?

 ¿Qué alternativas tengo?

 ¿Cuál es la mejor opción?

 Reconozco que fui egoísta, con quien no tuve que serlo.

 Me escondí, cuando todos me buscabais.

 No puedo arrepentirme pero sí sentir dolor.

 Ojalá pudiera contar la verdad.

 Me encuentro sin rumbo, a la deriva… y lo peor de todo olvidado.

 Cuando tuve que hacerlo, no lo hice y ahora que quiero, ya es tarde.

 ¡Ojalá pudiera pediros ayuda!

 Me olvidé de lo que realmente era importante y me conformé con lo desconocido.

 Desde entonces me acompañan mis recuerdos pero también mis errores.

 Igual que echo la mirada atrás, me imagino mi futuro.

 Os estaréis acordando mí.

 Ahora entiendo porque lo hicisteis.

 Por eso dicen que la paciencia es una virtud.

 Diría que no fui consciente, que no me di cuenta, pero os estaría mintiendo una vez más.

 En su momento sin darme cuenta creí que era lo mejor.

 Ahora lo que siento no es rabia ni tampoco frustración, es impotencia.

 Cómo fui capaz de despedirme de vosotros sin deciros adiós.

 ¿Tendré la posibilidad de recuperar lo que una vez conseguí?

 La esperanza es lo último que se pierde.